¿Cómo saber lo que es el día, si no hubiese noche?
¿Cómo reconocer el bien si, no existiese el mal?
Los opuestos no se atraen necesariamente, pero uno no puede existir sin el otro. Uno será siempre punto de referencia para el otro.
Como todos los opuestos, el sentimiento de inferioridad y superioridad andan juntos, pues uno no puede existir sin el otro.
Una persona que se siente inferior a otras puede cambiar para el polo opuesto y sentirse superior, cuando percibiese, por ejemplo, que está en una posición ventajosa sobre alguien. Pero en ambos casos estará el desequilibrio emocional.
También podemos decir, que una persona que se siente superior se siente inferior en algún punto, caso contrario, no tendría la necesidad de mostrar superioridad sobre otro.
Por ende, cuando realmente trabajamos nuestra autoestima, los sentimientos de inferioridad y superioridad desaparecen y en su lugar queda el entendimiento profundo de las diferencias y particularidades que existen en cada uno de nosotros.
Cuenta la leyenda que un día …
Un hombre muy orgulloso, un guerrero samurái muy conocido por todos en la región, fue a visitar a un gran maestro espiritual.
Al ser recibido por el maestro, el guerrero, viendo la belleza de la mirada del maestro y la inmensa graciosidad que emanaba, súbitamente se sintió inferior. Muy irritado con ese sentimiento, el guerrero preguntó:
«Por qué me haces sentir inferior de esa forma? Qué está sucediendo aquí? »
Y el maestro le respondió:
«Nada está ocurriendo en este momento, que no estuviese ocurriendo antes que tu vinieses hasta acá! Tú has traído ese sentimiento contigo! »
«Qué absurdo! Nunca me sentí inferior a nadie «- rebatió el guerrero.
El maestro apunto para dos árboles de su jardín diciendo:
«Mira esos árboles en mi jardín! Uno es tan alto que casi toca el cielo y sus ramas frondosas ofrecen sombra para todo mi techo. Y el otro es pequeño, tiene pocas hojas, pero da óptimos frutos. Ellos están ahí hace años y nunca hubo problema entre ellos. Cuál de ellos diría que es superior al otro? »
Y el guerrero confuso respondió:
«No sé! Ninguno! Cada uno tiene un importante atributo! »
Y el maestro sonriendo dijo: «entonces ya sabes la respuesta para la pregunta que me has hecho con respecto a tu sentimiento de inferioridad y cómo hacer para no sentirte ni inferior ni superior a nadie!»
La comparación trae la inferioridad o la superioridad. Cuando dejamos de compararnos a los otros, toda inferioridad y superioridad desaparecen.
Cuando percibimos la singularidad, las particularidades de cada uno y entendemos que todos tienen una forma de ser y un talento único y que todos son indispensables, desaparece los sentimientos de inferioridad como los de superioridad.
Sólo así encontraremos el equilibrio. No te compares con nadie! Tu eres una persona única, especial y diferente, como somos todos!
Con mucho cariño,
Vera Calvet