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¿Ya hiciste tu limpieza Mental hoy?

Todos los días, te levantas y realizas tu rutina de limpieza personal. Te cepillas los dientes, te lavas la cara, las manos, te bañas, te peinas el cabello, te vistes, te cuidas. También te ocupas de tus cosas, barres la casa, quitas la suciedad, lavas los baños, limpias los vidrios, la ropa y tiras a la basura lo que ya no estés utilizando.
Lo que no sirve, lo que es residuo, lo metes en una bolsa y los sacas de tu casa.

Esto también sueles hacerlo con las cosas de tu trabajo. Papeles… fuera, organizas la computadora y el resto de tus cosas. Estás constantemente ordenando, limpiando y tirando, así lo nuevo puede venir, y todo es más hermoso, visible, agradable, ordenado y fácil de ver.

Hacemos estas limpiezas diarias con nuestro cuerpo, nuestra casa y nuestras cosas, pero ¿Con qué asiduidad lo hacemos con la basura que habita en nuestra mente?

No tenemos ni idea de cómo los pensamientos recurrentes sobre cosas que no nos gustan, cosas que desaprobamos de nosotros, miedo que sentimos, limitaciones, los sentimientos de culpa, el dolor, la frustración, la tristeza, la ira, la incomprensión, la angustia, la ansiedad, la venganza, la envidia, los celos, la necesidad de protección, de ser reconocido, comprendido, etc. nos afectan constantemente y se acumulan como basura dentro de nuestra cabeza sin darnos cuenta.

Finalmente, estos pensamientos terminan siendo como viejos amigos nuestros, antiguos vecinos que vemos y oímos todos los días. Y debido a que los vemos y escuchamos siempre, empezamos a pensar que esto es normal. Es normal tener basura mental, es normal sufrir, es normal tener dolor, es normal no ser feliz y todo lo que está en mi cabeza más allá de lo normal y también de mi realidad y mi historia “es lo que hay”. Y así, dejamos que estos residuos se vayan acumulando, como se acumula el polvo en los vidrios, la grasa en la cocina, y la basura en el cesto. Si no se limpian, es imposible vivir, ¡pero vivimos y convivimos con nuestra basura mental diciendo que es normal!

¿En serio?

¿Cómo puedo creer en algo que ni siquiera sé si es mío o si se trata de información que he recibido de alguien? ¿Cómo puedo creer que esto es lo que realmente existe, si veo que hay gente que consigue las cosas, que es feliz y afortunada? ¿Por qué estas personas no tienen un mundo igual al mio que es gris, feo y sin gracia?

El pensamiento tiene una fuerza vibratoria tal que es capaz de modificar nuestro ADN, y tanto es así, que esa suciedad de la que hablábamos, y aquel miedo, terminan por materializarse. Ya sea en forma de evento, ya sea en forma de una enfermedad.

Y todo esto no es un castigo, sino una forma de entender que hay una ley de causa y efecto. Si no limpias tu casa, atraes cucarachas y hormigas. Si no limpias tus dientes, tendrás caries, si no lavas tu ropa, vas a tener polillas o ácaros. Si no se limpias tu computadora, tendrás virus o se terminará trabando. La suciedad olvidada o descuidada se acumula y termina por atraer plagas, virus, enfermedades. Asimismo, la suciedad acumulada en nuestros pensamientos, son frecuencias vibratorias que interfieren en todo nuestro campo magnético.

Vibraciones densas que atraen estrés, enfermedades, generan confusión y situaciones incómodas,  miedo, ansiedad, y tristeza, son síntomas comunes. Somos como imanes. Atraemos las cosas por afinidades vibratorias.

Es el momento de conocerse y empezar a decir no a la basura mental, llego la hora de hacer limpiezas diarias, comprender la naturaleza de nuestros pensamientos y cómo podemos ser capaces de cambiarlos.

El autoconocimiento es la respuesta. La meditación es la respuesta, el cambio de vibración es la respuesta.

Sólo conociéndote a vos mismo podés cambiar la naturaleza de tus pensamientos y por lo tanto la vibración de tu campo magnético. Y así, con una mejor comprensión de la ley de causa y efecto, vas a poder modificar o aprender a lidiar con las consecuencias de nuestras elecciones.

Meditar es elegir más salud, más alegría, y más cosas buenas en nuestra vida!

Con cariño

Heloisa.

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