El sentimiento de culpa es el sufrimiento obtenido después de revisar un comportamiento pasado que reprobamos.
Es un sentimiento que genera dolor y frustración, causado por la distancia entre lo que juzgamos que deberíamos haber hecho y lo que en esa ocasión hicimos. La culpa es la percepción en el ahora de algo ocurrido en el pasado.
Y en este sentido, culpa sólo tienen las personas que están en proceso de aprendizaje y sobre todo se produce sólo en las mentes y corazones de aquellos que tienen conciencia. La culpa está ligada al arrepentimiento.
Y nuestro dolor está ligado al criticismo, al pensamiento crítico e implacable sobre nosotros mismos. Ciertas personas, pueden entender fácilmente a los demás, y perdonarlos, pero son implacables consigo mismos y no se perdonan. Eso puede ser extremadamente peligroso, pues conduce al auto-castigo.
Sentirse culpable y masacrarse a este punto hará que la persona, además de torturarse indefinidamente, boicotee su propia vida y las oportunidades de felicidad, sin que lo perciba, pues existe un pensamiento inconsciente en la mente culposa que dice: Las personas que sienten culpa sobre algo merecen castigo.
Pero el sentimiento de culpa es también una autocrítica que puede ser positiva, en el caso que consigamos salir del ciclo de castigo y continuar con el ciclo de entendimiento y aprendizaje.
«Es haciendo y a veces errando que se aprende a hacer aquello que se debe aprender a hacer. (Aristóteles)»
«Si tú quieres los aciertos, debes estar preparado para los yerros. (Carl Yastrzemski)»
Como se suele decir; errar es humano, hace parte de nuestro aprendizaje y crecimiento, para aprender, necesitamos notar el error, antes de cambiar. La constatación del error es el momento en que reconocemos nuestra responsabilidad. Pero también, nuestro reconocimiento de la posibilidad de un cambio. Sólo constatamos un error cuando estamos aptos para crecer.
Nadie erra a propósito, nadie se despierta un día y dice: «Hoy voy hacer todo mal, voy a destruir mis relaciones, para terminar con mi vida y mi felicidad”, erramos sin la intención de errar. Erramos por pensar que hacíamos lo que debíamos hacer, e hicimos nuestro mejor intento por hacerlo en ese momento.
Y si eso resultó insuficiente ahora es porque tomamos conciencia, estamos evolucionando. Aprendemos a través de nuestros errores pasados. No existe otra forma para aprender, que no sea errando.
Torturarnos hoy, hasta el punto de invalidar nuestra felicidad por juzgarnos tan severamente sobre el pasado, puede ser extremadamente injusto, ya que entonces, no teníamos el conocimiento que tenemos hoy.
No podemos pensar hoy que podríamos haber hecho de otra manera en el pasado. En aquella época, no teníamos el conocimiento y la conciencia que hoy tenemos. Hoy sí, podemos actuar de manera distinta, no ayer.
Algunas veces podemos, todavía, ser más injustos con nosotros mismos, cuando nos sentimos culpables por algo que no es únicamente de nuestra responsabilidad. Esto ocurre cuando tenemos algún ideal de perfección inalcanzable en nuestra mente, cuando le damos demasiada importancia a la opinión ajena o cuando nos imponemos responsabilidades por demás, quitándosela a los otros por ejemplo, en una relación que fracasó.
En cualquier relación existe un mínimo de dos personas involucradas y responsables por ella. Una de las personas puede cometer un acto del cual se arrepienta, pero investigando en su corazón, puede ser que perciba que tal acto fue una “respuesta” a otro o una “respuesta” a su propia frustración. De todos modos, algo faltaba para saber manejar la relación o para saber manejar sus propios sentimientos.
El auto-conocimiento se da a través de la observación de nuestros errores y aciertos, de nuestros éxitos y fracasos, de nuestros sentimientos reales. Poco a poco vamos abriendo la pesada cortina de nuestro inconsciente y haciéndonos conscientes de nuestra verdad. Y cuanto más actuamos dentro de la verdad, menores serán las chances de arrepentimiento.
Por lo tanto, debemos asumir nuestra parte de responsabilidad en nuestros errores, porque así es como adquirimos más y más conciencia. Es así como aprendemos y crecemos. Sin embargo, caer en el sentimiento de culpa y castigo puede ser un acto por demás injusto.
Necesitamos evaluar las posibilidades que teníamos en ese momento, y si en realidad podríamos haber actuado de forma diferente, basándose únicamente en la información y conocimiento que teníamos en aquella situación. Necesitamos evaluar si fue sólo nuestra responsabilidad, o si también hubo participación de otro en el evento.
Necesitamos evaluar si nos estamos imponiendo una supuesta perfección, que no existe, ya que nadie es perfecto y jamás lo será.
Por último, el hallazgo y la constatación del error tiene que progresar hacia el aprendizaje, la responsabilidad y también para la comprensión y el perdón para sí mismo.
Perdónate, nadie nace sabiendo. Aprende de los errores y recuerda que sólo se siente culpable quien es bueno y tiene conciencia. Los malos e inconscientes jamás se siente culpables. Jamás aprenden de sus errores y jamás podrán crecer o ser felices de verdad.
Sólo mediante el auto-conocimiento es que podemos liberarnos verdaderamente, busca percibir tu luz, conciencia y amor.
Sé humilde para darte cuenta que eres una persona falible, tanto como cualquier otra. Pero que está creciendo, evolucionando y tiene en sí, el amor suficiente, no sólo para perdonar los errores ajenos, sino para perdonar los propios. Constatar un error es positivo. Persistir en él, no.
¿Vamos a sustituir la palabra «culpa» por las palabras «responsabilidad y aprendizaje»?
De esta manera podemos crecer y seguir adelante, de lo contrario nos colocaremos en la posición de víctimas de nosotros mismos, haciendo de nuestra culpa el verdugo que nos va a alcanzar y destruir todo a nuestro alrededor.
Meditemos esto haciendo la relajación narrada de nuestro Instituto, intentarás sacar de tu mente los pensamientos que tengas respecto a tus dudas, inseguridades, miedos y culpas. Deja que venga la percepción de tu alma, de tu amor, de tus sentimientos más sublimes de amor y protección.
Déjate envolver por en el sentimiento de amor y protección, pues esto nos libera. Deja que tu corazón se complete, se hinche del más puro amor y perdón. Proyecta ese amor y perdón a todo tu cuerpo, tu mente y tu vida. Deja que el amor invada cada célula de tu cuerpo, de toda tu alma. Siéntete así, pleno.
Tu eres un ser muy, muy especial, porque eres único y estás aquí para aprender y evolucionar.
Bendita es tu vida y tus relaciones, pues todo a tu alrededor es enseñanza. Acepta con amor esta enseñanza y cambia tu vida para mejor. Todos los eventos nos pueden traer enseñanzas positivas, y recuerda que la verdad libera.
Con mucho cariño,
Vera Calvet
*Más información en www.rashuah.com.ar, para consultas contacto@rashuah.com.ar o bien click aquí