La percepción de que existe una crisis emocional es señal suficiente para que nuestra atención entre en alerta. En este momento, necesitamos hacer una evaluación consciente de los puntos desarrollados en esta crisis.
Pero la palabra crisis siempre nos parece venir directamente relacionada a la palabra sufrimiento, y nadie quiere sufrir, eso está claro, por eso, muchos intentan evitar tener que pensar sobre sus propias emociones. Lo que es un error, pues el entendimiento de lo que nos está pasando es lo que nos dará una solución para el sufrimiento.
¿Cómo entonces, podemos encarar una crisis emocional positivamente si los sentimientos ligados a ella son tan indeseables?
Tal vez, entender de dónde viene el sufrimiento pueda ayudar.
Lo que nos causa sufrimiento cuando tenemos una crisis de celos, por ejemplo, no es otra cosa que el apego y la tentativa de controlar. Otra vez la vieja y conocida situación del miedo a lo nuevo, a lo desconocido, inseguridad ante nuestra capacidad de lidiar con la novedad, miedo de no conseguir controlar el resultado.
Esa puede ser la real causa de sufrimiento delante de una crisis emocional, sea en una relación, un cambio de empleo o cualquier noticia inesperada. Miedo generado por el apego a lo viejo y la voluntad de controlar la situación.
Sufrimos por causa de nuestra resistencia a la entrada de nuevas percepciones o cambios.
Todo cambio nos lleva, inevitablemente, a tenernos que reevaluar, transformarnos y/o desprendernos de algo. A veces, precisamos desprendernos de algunos valores, comportamientos, relaciones, sentimientos, pensamientos, deseos o conductas, y esto nos puede parecer muy amenazador.
La crisis emocional sucede cuando preferimos quedarnos inmóviles, apegándonos a una antigua situación, por ser conocida, ella nos parece segura. Preferimos el terreno conocido, aunque sea insatisfactorio, a dar un paso en la dirección del cambio. Queremos certezas de lo que nos aguarda.
Pero las situaciones no suelen esperar por nosotros y van sucediendo sin nuestro control y por más que nos esforcemos en intentar frenarlas, y disminuir el ritmo de los sucesos, las cosas parecen atropellarnos y nos causan sufrimiento a medida que nos resistimos.
Pero es nuestra propia actitud la que nos causa el sufrimiento, y no lo externo o las situaciones y las personas involucradas.
Las actitudes de apego y resistencia ante los cambios se suelen disfrazar de pensamientos de este tipo:
«¡Ni siquiera lo intentes cambiar! No tiene una solución, pues no depende de mí, la situación está así para todo el mundo»
Así, le echamos la culpa a lo externo, a los otros, al país, sin reconocer la responsabilidad de tener que cambiar algo que en verdad no queremos cambiar. Parece más fácil decir que nada se puede hacer, cuando en realidad tu no deseas hacer nada.
Los cambios personales dan trabajo. Y decir que no podemos hacer nada al respecto, no genera sentimientos de culpa ni cargos personales. Se puede permanecer o al menos intentar permanecer quieto postergando la acción por más tiempo.
Sin embargo este tiempo no existe y somos forzados a reaccionar, porque las cosas se van desmoronando ante nuestra vista, y van quedando cada vez más difíciles, y a cierta altura alguien nos dirá:
– Pobre! Qué vida difícil la tuya!
Y la creencia en la imposibilidad se instala, porque colocamos la responsabilidad «en la vida». Vida, que en ese sentido, es una cosa vaga y convenientemente, sin definiciones.
Pero, ¿qué sería esta tal vida, sino una consecuencia de nuestras propias acciones anteriores? La vida en este caso estaría reaccionando a nuestras acciones y provocando nuestras crisis.
Las personas que reaccionan de esta forma, sienten una enorme voluntad de quedarse quietitas, esperando que las cosas sucedan milagrosamente a su favor, y que, al final, no tengan que largar nada y que tampoco hayan tenido que sufrir.
Pensamiento mágico e imposible, pues el sufrimiento para ellas comienza con las opciones y elecciones que deben tomarse, y ellas aparecen siempre delante de sí.
Todo en nuestra vida exige que pequeñas o grandes elecciones sean hechas! Y eso puede ser muy complicado para el que tiene problemas con los apegos! Los apegos serán siempre los grandes responsables por las crisis que enfrentaremos en nuestras vidas.
Nuestros cursos abordan estos sentimientos destructivos y cómo liberarnos de ellos. Espero que este texto te haya dado alguna luz e incentivo para que destines un tiempo mayor para vos mismo, y busques entender y trabajar en tu autoconocimiento.
Vale la pena trabajar ese sentimiento que puede paralizar tu vida!
Con mucho amor y mucho cariño,
Vera Calvet