Durante nuestra niñez somos bombardeados por muchas informaciones que más tarde, en nuestra vida de adultos, van a transformarse en creencias, obstáculos que nos impiden de seguir adelante.
Aquel obstáculo, aquella dificultad están allí para enseñar algo, no se trata de un castigo, no se trata de un karma, es una oportunidad de crecimiento.
Pero como no entendemos de esa manera, buscamos ayuda para eliminar ese obstáculo, enmascarar ese dolor, curar esa oportunidad, sin entender que la única forma de eliminar todo eso es tomando conciencia de nuestra participación, de nuestra responsabilidad en aquel evento, malestar, etc. Nada que no fue entendido por nosotros en nuestro pensar y sentir podrá ser quitado o transmutado. Solo disfrazado y olvidado hasta que podamos atraer un nuevo suceso y una nueva oportunidad para transmutar, desapegar y generar conciencia. La casualidad no existe. Solo existe causa y efecto. Y conciencia, además de ser libertadora, es justamente poder entender la conexión entre ambas.