¡Cuando una persona es TODO!
El otro día, charlaba con una persona que estaba muy triste, ya que había fallecido alguien muy querido. Esa persona era muy importante, pues era su compañera, su amiga, su terapeuta, etc. Y representaba todo para esta persona. Ahora esta persona se sentía profundamente sola, sentía una soledad devastadora. Se imaginan el tamaño del vacío que queda cuando una persona se va, sentimos como si tuviésemos un agujero en nuestro cuerpo y ese lugar queda vacío.
Hoy por la mañana meditando, me llegó una analogía que quizá explique mejor por qué ese agujero se vuelve un vacío enorme.
Imaginemos que somos una empresa y que tenemos varios proveedores. Digamos que somos una empresa de lavabos. Entonces, un proveedor nos abastece con las griferías, otro con los tornillos, otro con los plásticos, otros con las rejillas, otro con el lavabo o su base, con la manguera del desagüe, etc. Un lavabo tiene muchos componentes.
Tengo varios proveedores que me abastecen con el lavabo, uno que me abastece con la rejilla, otro con los metales, las cerámicas, o sea, cada proveedor me abastece con algo.
Un día, ¡encuentro un proveedor fantástico! ¡Él tiene todos los componentes! Y sacando cuentas, me parece mejor, pues lo tengo todo en un solo proveedor. Entonces, paro de relacionarme con los otros proveedores, incluso, de negociar con ellos para quedarme con ese único proveedor.
Y es entonces cuando no vemos en dificultades, pues necesitamos de muchos proveedores. Cada proveedor es experto en algo. Como nuestros amigos. Uno nos impulsa, el otro nos levanta, otro nos escucha cuando estamos tristes, otro simplemente nos escucha, otro nos acoge, otros nos sacan a pasear. Cada amigo, cada persona en nuestra vida tiene una función. Cada persona en nuestra vida es experta en una fábrica diferente y nosotros queremos recibir todo de una sola empresa. Esa única empresa no puede suplir todas nuestras necesidades. Ella no va a ser excelente en cualidad en todas las direcciones.
Si esa empresa quiebra o cierra su negocio, independiente del motivo, o incluso si cambia de rubro, estaremos en dificultades con ese inmenso vacío, y quebramos nosotros, cerramos nuestras puertas porque depositamos todo nuestro negocio en una sola dirección.
NO somos una isla, no nacimos para estar solos. Nacimos para relacionarnos con todos los demás. En todas las direcciones. Aprovechando todas las empresas que nos van renovando, trayéndonos lo nuevo, algo que desconozcamos. Ese algo al que llamamos diferencia, variedad e intercambio.
Aprendemos con los demás, aprendemos siempre que nos relacionamos con alguien, y cuan mayor sea el número de proveedores que “nuestra empresa” posee, más ricos seremos nosotros, más rico será el trueque, mayor será nuestra felicidad y más pequeño será el agujero cuando una empresa cierre o se aleje cortando comunicación.
Intentemos traer más personas a nuestra vida, respetando nuestra esencia, unos necesitan más, otros menos, o incluso no necesitan ser amigos tan cercanos, pero son personas que hacen trueques, trueques diferentes con nosotros.
¡Dejemos la polarización para comenzar a entender la diferencia! Lo sagrado de la diferencia y la riqueza de ser tan distintos.
Te deseo una linda semana,
Heloisa Aragao